Manchester bautizó una calle cerca al Old Trafford con el nombre de ex-entrenador de los ‘red devils’.
El entrenador que más títulos ganó en Inglaterra durante más de dos décadas de amor y trabajo con el United, acudió a la ceremonia acompañado por familiares, amigos y centenas de hinchas para inagurar la plata que antes llevaba el nombre de «Water’s Reach» y ahora el de ‘Sir Alex Ferguson’.
«Es un privilegio y un honor que hayan bautizado esta calle con mi nombre. Cuando llegué a Old Trafford en 1986 tenía poca idea del viaje que me esperaba. En este momento tengo ganas de agradecer al Manchester United que me invitara a venir aquí, hace ya 26 años. Fue un avance increíble en mi vida, un reto que decidí aceptar. Y aquí estamos ahora» expresó emocionado el más que inolvidable Fergie.
El hoy técnico e ídolo de Boca, aceptó en una entrevista cuando apenas tenía 19 años y era jugador de Vélez Sarsfield que era antes hincha de River Plate y ‘ahora’ del equipo que defiende los cólores.
Hace 32 años, Diego Armando Maradona, uno de las leyendas del balompié mundial se alzaba con el titulo Metropolitano de 1981 con el “Xeneize”, el único que conseguiría con el equipo de sus amores.
“El Pelusa”, “El Diego”, “El Diez”, “El Pibe de Oro”, “Barrilete Cósmico”, “D10S”, como quiera llamársele a uno de los hijos pródigos de la caprichosa, marcó sin dudas un antes y un después en la historia del fútbol argentino y mundial por su magia y personalidad, factores importantísimos para hacer de este deporte un sentimiento indescriptible e infinito de amor.
Por allá en el año 81, Maradona decidió dejar Argentinos Juniors, el club que le abrió sus puertas cuando no era nadie y en el cual debutó a los 15 años ante Talleres, para asumir un nuevo reto en su carrera vistiendo la elástica del club de sus amores, Boca Juniors, que por aquel entonces pasaba por una grave crisis económica. Diego tenía apenas 20 años.
Nuevamente sería contra Talleres de Córdoba donde debutaría con el “Azul y Oro”, jugando aquel compromiso infiltrado por una molestia física en su pierna izquierda. Como se preveía, el hábil mediocampista convertiría por partida doble en la victoria de Boca 4-1, siendo a leguas el actor referente de la faena.
El 10 de Abril de ese año jugaría su primer Superclásico ante River Plate en la Bombonera, con triunfo para los de casa por un aplastante 3- 0 bajo la noche y una lluvia inclemente. Brindisi marcaría doblete y el otro sería obra del “Pelusa”, dejando en el piso a Fillol y a Tarantini gracias a sus repentinas gambetas y amagues imposible de frenar por un zaguero.
No todo sería fácil para “El Diego” que tendría muchos roces con su entrenador Silvio Marzolini, producto de las fuertes exigencias a las que estaba sometido y al carácter que no encajaba en la filosofía del míster. Aunque parezca imposible, Maradona tuvo ciertos líos con la barra brava de “La 12” como consecuencia de las irregulares presentaciones de Boca en muchos de los partidos del primer peldaño del certamen.
Conscientes de sus errores, tanto “El Diez” como el resto de la plantilla cogieron cojones para reivindicarse y salir del infierno en busca del paraíso eterno. En este sentido fueron asciendo posiciones mostrando todo su ímpetu y vocación, llegando incluso alzarse con el título de manera anticipada si vencían a Rosario Central en el Gigante de Arroyito.
Un nuevo traspié aparecería en el aura de Maradona que erró un penal y para completar los rosarinos vencieron en aquella oportunidad dejando en veremos el título del “Xeneize”.
La vida le daría una revancha a este pequeño gigante, que se lució en La Bombonera una semana después en el empate 1-1 frente a “La Academia”, resultado que a la postre le daría el título del Torneo Metropolitano 81 a Boca, siendo el único que conseguiría Diego ya que uno año después se marcharía a Cataluña para jugar con el FC Barcelona.
En dicho campeonato, “El Diez” llegaría a 17 dianas mientras que su compañero de fórmula Miguel Ángel Brindisi (hoy a cargo de la dirección técnica de Independiente en el Nacional B) sumaría 16, siendo así una de las parejas ofensivas más importantes de la época por el promedio de gol y el terror que proyectaban en las zagas rivales.
Jugadores de la talla de Ruggeri, Benítez, Escudero, Perotti y Mouzo conformaron un once de ensueño que difícilmente se repetirá bajos las condiciones en que lo hicieron, con un club con grasos problemas económicos e institucionales y una afición ajena al proyecto deportivo por los malos resultados de varias plantillas en procesos anteriores.
El director de orquesta de aquel grupo, Silvio Marzolini, recordó para el diario deportivo Olé de la Argentina aquel momento haciendo hincapié en “El Diego de la Gente”. “En el 81 era un chico que ya era un gran jugador, y él lo sabía. En el interior ya pagaban 120 mil dólares por cada partido amistoso de Diego. Con Maradona tuve mejor relación en el ‘95, cuando volvió, que yo dirigí también», concluyó el estratega.
Y quien más que un suramericano para llevarse el título al primer jugador en llevarse la tarjeta roja en la historia del fútbol Mundial.
Nada más y nada menos que Carlos Caszely, reconocido delantero y goleador chileno, ídolo del Colo Colo, el 14 de junio de 1974 fue el encargado de inaugurar este pedazo de la historia.
En el mundial de Alemania 74, Caszely vió la roja en el partido entre su selección frente a la anfitriona, terminando perdiendo por la mínima.
La ausencia del crack terminó siendo vital en la eliminiación en primera ronda tras empatar con Alemania Democrática y Australia.
Chile perdía de esa manera a su máxima referencia en ataque, hecho que sintió en el posterior empate a uno frente a Alemania Democrática y luego ante la débil Australia, contra quien igualo 0 a 0.
España 82′ fue testigo del baile que le propino la selección de Hungría a El Salvador.
El 15 de junio de 1982 se jugó en el estadio Manuel Martínez Valero, la casa del Elche FC, el segundo partido (el primero perdió sorpresivamente Argentina 1-0 frente a Bélgica) del grupo tres de la Copa Mundo.
Y bueno….Hungría vapuleó 10-1 a El Salvador en el que nada puso hacer Mágico González.
Lo que muchos no saben es que Hungría era uno de los mejores equipos de Europa en su época y ya había jugado dos finales de Copas Mundiales (1938 y 1954).
El día 23 de mayo de 2001 en el Estadio Giuseppe Meazza/San Siro (teniendo en cuanta que no jugaban el Inter ni el AC Milan como locales) se midieron en la gran final de la UEFA Champions League el todopoderoso Bayern Múnich frente al sorprendente Valencia CF que venía de ser finalista en la edición pasada, cayendo 3-0 ante el Real Madrid en Saint-Denis.
Esa noche se vivió una final dramática donde ambos combinados dejaron ver a la luz sus fortalezas, concluyendo los 90 minutos reglamentarios igualados a un tanto.
Curiosamente ambos goles se dieron por la vía de los doce pasos, al igual que la definición de esta enorme final donde los bávaros se consagraron tras 25 años de sequía en el máximo torneo de clubes del mundo.
A los 3 minutos de la etapa inicial uno de los capos del conjunto “Che”, Gaizka Mendieta, puso por delante a los ibéricos con un cobro de penalti con mucha clase luego de la infracción del galo Lizarazu sobre este, quien mandó la esférica hacia el palo derecho de Oliver Kahn que se adelantó pero no alcanzó a desviar la esférica.
Minutos después el francés Jocelyn Angloma comete una falta clara sobre el capitán Stefan Effenberg en el área, siendo Mehmet Scholl el encargado de cobrar con tan mala suerte que Santiago Cañizares “El Dragón” le adivinó el ángulo, desviando la caprichosa a las nubes con su pierna derecha. Así finalizaría la primera etapa.
A cinco minutos de la reanudación, después de un despliegue físico fenomenal del Bayern, el gigante de Alemania pondría la cuenta en tablas después de que el defensor transalpino Amedeo Carboni tocara la esférica con su brazo en una jugada que causó polémica.
Esta vez el encargado de patear el penal fue el capitán Stefan Effenberg, que lanzó el balón a ras del piso sobre el poste izquierdo de Cañizares quien claramente fue engañado quedándose empotrado en el centro de la portería.
Como si se tratara de una batalla campal, ambos equipos dejan todo sus fuerzas en el campo pero por cosas del destino, no se pueden hacer daño teniendo que jugar un tiempo suplementario.
Ahí si se notó el cansancio físico de la maquinaria alemana y el ejército valenciano, que decidieron en común acuerdo dejar que la historia se definiera por la instancia de los penales como premio a la lucha y entrega de ambas escuadras.
Como muchos preveían, fueron los “teutones” quienes se quedaron con la lotería de las penales a pesar de que estos desperdiciaran dos cobros, el primero de ellos debido al desacierto de Paulo Sergio que envió el balón por encima del horizontal y otro que adivinó el golero español a Patrik Andersson con gran categoría.
El momento clave para la consagración del Bayern fue la categoría de Oliver Kahn, quizá uno de los más grandes cancerberos de todos los tiempos, que en el cuarto lanzamiento desvió un excelente cobro de Carboni a una mano, enviando la pelota al horizontal para que esta pegara en pica barra y no cruzara la línea de meta.
En la muerte súbita marcaron Bixente Lizarazu y Cristian “Kili” González, para luego dejarle toda la responsabilidad a Thomas Linke y Mauricio Pellegrino.
El primero de estos cobró con mucha frialdad, engañando al cuida palos del Valencia que impotente vio como lo peor estaba por ocurrir. Y así fue. Lanzó el argentino Mauricio Pellegrino con la pierna izquierda. Con mala fortuna para el sudamericano, Kahn adivinó el cobro tapando quizá el lanzamiento más importante de su carrera.
Así las cosas, el cuadro a la batuta de Ottmar Hitzfeld alzaba su cuarta Copa de Europa tras varios percances que al fin de cuentas se quedaron en el olvido de los ardientes hinchas alemanes que festejaban a punta de cerveza.
Sin embargo, tras el cierre de esta gran final, el mundo del fútbol fue testigo de uno de los mejores momentos de este deporte en cuanto a juego limpio y valores se refiere. Distinto a lo que muchos pensaban iba a ocurrir, el artífice del triunfo germano, Oliver Kahn, “no festejó el título conseguido con el resto de la plantilla, ya que se dio cuenta que Cañizares se encontraba llorando justo al lado del pórtico que le había quitado el sueño de su vida. Sin dudarlo “El Titán” se dirigió hacia él para consolarlo”.
En este sentido, este hecho es se convirtió en uno de los gestos más bonitos de este deporte, que sin dudas ayudó por montones a engrandecer aun más la exitosa carrera de este cancerbero con cuerpo de acero y corazón bondadoso.
El ex futbolista francés ‘Zizou’ se dejó conmover por la crisis del Rodez Aveyron Football, club de fútbol francés de la ciudad de Rodez en Aveyron, de donde es originaria su esposa Veronique.
Si bien la historia de este club se remonta a 1929, año en que fue fundado, el mayor logro de este club ha sido permanecer 5 años en la ligue 2, la segunda división del fútbol de ese país.
“Vinieron a contarme sus proyectos para el Rodez y parecía interesante. Hay que hacer cosas y quiero echar una mano. Vengo de la calle, de un barrio complicado. No he olvidado mis raíces. No tienes por qué olvidar el pasado porque trabajes para el club más grande del mundo. Gracias a mi familia política he descubierto este club y su afición. Me encanta esta región y estar aquí, me siento como en casa” comentó Zidane para BBC.
El El 5 de setiembre de 1993, cuando transcurría el minuto 86 del partido que «jamás olvidará la selección de Argentina» el ‘cholo’ Simeone fue a disputar un balon con el ‘Tren’ Valencia y descargó un codazo que le rompió la boca al jugador colombiano lo que iba para roja directa.
El central urugayo Ernesto Filippi, presionado por los reclamos de Luis Carlos Perea y Wilson Pérez se preparaba para expulsar a Simeone pero ‘Barrabás’ Gómez, hermano del ‘Bolillo’, se le acercó y le dijo: “No lo vaya a echar, señor juez. No lo vaya a sacar del partido, porque después dicen que les ganamos porque tenían solo diez. No nos vaya a hacer eso” a lo que le respondió el uruguayo que se puso la ‘charrua’: “No lo echo, pero háganles otro gol a esos hijos de p…”
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